Nadie podrá decir que los sufridos vecinos de San Telmo no hayan debido -tristemente- hacerse a la idea de que su parque, Monumento Histórico Nacional, más que para el disfrute y goce en contacto con la naturaleza sirve para asentamiento de cuanto emprendedor decida poner una mesita o una manta; de que árbol caído no se repondrá jamás; de que sus ocho hectáreas están confiadas (para los creyentes) a la buena de Dios, ya que la Federal brilla por su ausencia y las huestes de Espacio Público están más ausentes que la justicia.
Y, en fin, de que su capacidad de asombro se ve superada todos los días por una ola arrolladora de “lo quiero hacer y lo hago”, total quien va a pedirme cuentas……
Para ejemplo:
FOTO 1 Cancha de bochas, donde hubo un árbol que fue talado hace un mes. En lugar de un nuevo ejemplar que supliera el perdido se instalaron, a la velocidad del sonido, mesas y bancos de material.
Foto 2 Casilla de jardinería, bajando las escaleras contiguas al Museo. Como advirtiéramos hace meses, nuevamente ocupada. En este caso, por un indigente que ha acarreado unos veinte cajones y armado una especie de parapeto. El olor tumba.
FOTO 3 En el marco de los festejos por el día de la primavera, arneses y telas para acrobacias colgados de ramas que no están precisamente para ese fin. El festejo, maravilloso, pero las ramas de árboles centenarios no admiten ese uso. Cuidadores del Espacio Público? donde?
FOTO 4 Faltaba ver UNA VERDULERÍA con todas las de la ley instalada en la explanada de Brasil y Defensa por la agrupación La Cámpora los sábados a la mañana. Obviamente , no resulta muy sano acercarse a inquirir con que permiso cuentan para instalar la verdulería en cuestión en un parque histórico.
Bueno, siempre queda el consuelo de que cuando el parque realmente colapse, no resistiendo más “saladitas”, “fúbol” cualquier día a cualquier hora y en cualquier lugar, agresiones de todo tipo con su vegetación, robos y ranchadas….. en el Archivo General de la Nación podremos contemplar -en fotos, blanco y negro, eso sí- el vergel que hemos permitido desaparezca.
Saludos cordiales,
Graciela M. Fernández
Asoc. Civil Mirador del Lezama.