lunes, 15 de septiembre de 2014

FICUS BENGALENSIS (al lado del Museo Histórico Nacional)

Envío a todos Uds. respuesta de la arquitecta Zito acerca de la decisión –ya ejecutada- de extraer lo que resta del FICUS BENGALENSIS, vecino al  Museo Histórico Nacional.
El ficus ha muerto y no tendremos nosotros vida para ver otro ejemplar erguido.
Todo lo que hagamos ahora es llorar sobre la leche derramada. Pero exijamos, casi como despedida del maravilloso árbol extinto, que se nos informe los nombres de los profesionales que han hecho el dictamen del caso para conocer el grado de sapiencia que ha llevado a tal concusión.
Para que nos pongamos un poquito melancólicos les cuento que en San Luis visité un ejemplar de algarrobo al que, según la guía que nos condujo, le hicieron pruebas de carbono 14 que determinó una antigüedad de más de mil años. Es gigantesco. Sus ramas dan la impresión de estar seco, pero sigue teniendo otras nuevas. Está absolutamente prohibido siquiera tocar las ramas exteriores, ya que lo rodea un cerco de piedra bastante extenso con el fin de que no se pisotee y endurezca la tierra que lo circunda.
A ese árbol le dio el poeta mayor de San Luis, Antonio Esteban Agüero, el bello nombre de “catedral de pájaros”. Tal vez aquí lo hubiéramos talado.
¿Cómo no fuimos escuchados? ¿por qué no interesó a nadie y ahora, diciendo que “viene la recuperación” no encuentran otro remedio que la sierra?
Todo inútil
Velemos al Ficus Bengalensis, pero protestemos por su muerte absurda, porque lo es. Gregorio Lezama se debe revolver en su tumba.
 
 
Estimada Graciela

Entiendo la importancia de tu planteo. Como profesional de la Arquitectura y devota del paisajismo, comprendo plenamente tu inquietud y la comparto.
Sin ánimo de encontrar justificaciones, e intentando tomar el mejor camino, desde el poco tiempo que llevo como responsable de la inspección de la obra del Parque Lezama, te comento que el área cuyas misiones y funciones tiene a cargo estos temas es Arbolado. Que de mi parte merecen todo el respeto por ser especialistas en la materia y gracias a quienes pudimos detectar que muchos ejemplares, muy añosos, entraron en un período de decadencia en sus vidas, que no son ya recuperables. Que ellos nos informaron recientemente que el estado de decrepitud del Ficus al lado del Museo es cada vez mayor y que lamentablemente continúa la muerte del ramaje. Esto representa un riesgo muy grande para los usuarios del parque como también para los visitantes del Museo Histórico.
En una de las últimas tormentas cayó una rama al patio del mismo, y esto no puede suceder. Arbolado llegó a la conclusión , después de muchas evaluaciones, que es urgente su extracción.
Este ejemplar no se encuentra catalogado como ejemplar histórico ni notable, según Ordenanza N-° 20745/65.
Quisiera que se entienda que trabajamos para la mejora, y mas allá de la subjetividad que invoca este tema, que comparto también, creo que tenemos que respetar la sapienza y el conocimiento de los especialistas, siendo que para llegar a una decisión como esta, sobrados motivos tienen que tener.
Quedando a tu disposición por cualquier tema. Saludo atte
 

Arq. Claudia Zito
Gerente Operativo de Obras 
 





 

RECLAMO ENVIADO A ESPACIOS VERDES EN 2011

Exactamente al lado del Museo Histórico Nacional, en el parque Lezama, agoniza un FICUS BENGALENSE, árbol notable de la CABA, uno de los maravillosos ejemplares con que Dn. Gregorio Lezama lo engalanó cuando era el jardín más bello de Buenos Aires, no la pálida sombra que resta de él.
 
No hace falta ser ningún experto para tener presente que pelea su última batalla, de lo que dan fe las ramas secas, cada vez más peladas, que claman auxilio, la tierra reseca y compactada que lo ahoga, las cajas con gatos que lo rodean. Ni siquiera la reja que lo circunda ha podido protegerlo de su triste suerte. La falta de cuidados por parte de Arbolado Urbano será la directa responsable de que, en tiempos cercanos, veamos morir un ejemplar maravilloso que nadie supo o quiso cuidar.
 
Luego nos golpearemos el pecho, como corresponde, diciendo “cómo pudo ser…”.
Nunca antes, nunca a tiempo.
 
Graciela M. Fernández
Asoc. Civil MIRADOR DEL LEZAMA


FICUS BENGALENSIS

El baniano (Ficus benghalensis), nombre común que comparte con otras especies del género Ficus, es un árbol endémico de Bangladés, India y Sri Lanka.
Puede crecer hasta convertirse en un árbol gigante que se extiende por varias hectáreas. Ficus benghalensis produce raíces aéreas en las ramas que crecen hacia abajo como si fueran lianas. Una vez que estas raíces llegan al suelo, arraigan y se vuelven leñosas y de soporte, se vuelven raíces fúlcreas.
Recibe otros nombres más sugerentes, por ejemplo higuera de Bengala, higuerote o higuera estranguladora. Lo de higuera se debe a que ésta también es de la familia de los ficus y lo de estranguladora a que empieza siendo epífito, es decir, apoyándose en otro árbol al que termina asfixiando. De este hecho procede también otro nombre de muchas especies de Ficus con el que se conoce en Venezuela y en otros países americanos: el de matapalo.
Descripción: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/8/87/Baniano_1.jpg/240px-Baniano_1.jpg
Descripción: http://bits.wikimedia.org/static-1.24wmf11/skins/common/images/magnify-clip.png
Raíces convertidas en raíces fúlcreas en un baniano (Ficus benghaliensis) que le permiten desplazarse desde su lugar de nacimiento hacia donde hay mayor provisión de luz solar. Caracas, Venezuela.
Descripción: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/a/a0/Banyan_trunc_01_in_Tirtagangga_by_Line1.jpg/240px-Banyan_trunc_01_in_Tirtagangga_by_Line1.jpg
Descripción: http://bits.wikimedia.org/static-1.24wmf11/skins/common/images/magnify-clip.png
Tronco
Esta planta es original de la India y de Ceylán (Sri Lanka). Los banianos, al igual que las distintas especies de matapalos, se reproducen  por semilla o por estaca, y a menudo se van extendiendo desde el lugar original mediante raíces aéreas que anclan en el suelo y comienzan a crecer y engrosarse hasta el punto de que se "independizan" del tronco original, logrando así "emigrar" a veces a grandes distancias, tal como se ve en la imagen tomada en Caracas. En dicha imagen puede verse como el tronco original de un baniano se inclina hacia la calle desarrollando numerosas raíces que pueden soldarse y convertirse en troncos que sirven de sostén, con lo que pueden alcanzar cierta distancia hasta llegar a un lugar donde existe un mayor grado de insolación, en este caso, la propia avenida, lejos de los edificios que hay a ambos lados de la misma. Se trata de una simple adaptación a unas condiciones ecológicas muy complejas.
Las semillas de los banianos pueden caer y crecer cerca de un árbol, a veces del propio árbol de donde proceden las mismas, y también suelen fructificar en alguna oquedad de un tronco o de una pared o roca. Poco a poco empiezan a crecer ya que tienen gran capacidad de apoyarse como epífitas en cualquier objeto que les sirva para ascender en busca de los rayos solares. En condiciones normales, el árbol crece hasta que alcanza un nivel donde consigue la mayor cantidad de luz solar, por lo cual su altura puede variar considerablemente. Por ello, donde este árbol predomina en un lugar, más que crecer en altura se van extendiendo en superficie, buscando los claros que quedan sin vegetación. Por lo general, la copa de este árbol se extiende sobre un diámetro bastante superior a su altura.

Origen del nombre común

Muchos pueblos de Asia hacen mucha vida social debajo de los banianos, pues les protege de los rayos del Sol. A través de sus raíces y ramas la gente pasea, construye templos, y pone mercadillos. De hecho, el nombre de baniano viene de los mercadillos. Los mercaderes ambulantes recibían el nombre de banianos. Como era habitual que pusieran sus tenderetes bajo estos árboles, se llegó a identificar el nombre de los árboles con el de los vendedores ambulantes

CARTA DE LECTORES, DIARIO LA NACION, 26/07/2014

NOTA EN DIARIO EL DIA

NOTA EN DIARIO CLARIN, 29/07/2014