Un
sábado de Mayo de 1953 un muchacho alto y encorvado caminaba por uno
de los senderos del Parque Lezama. Se sentó en un banco, cerca de las
estatuas de Ceres y permaneció sin hacer nada, abandonado a sus
pensamientos… Melancólicamente, lo imaginaba. En aquel viejo parque, con
la luz crepuscular demorándose sobre las modestas estatuas, sobre los
pensativos leones de bronce, sobre los senderos cubiertos de hojas
blandamente muertas.”
Así comienza Sobre Héroes y tumbas de Ernesto Sábato en 1961.
No hay comentarios:
Publicar un comentario